Lo que está ocurriendo con la vivienda estos días provoca entre susto y estupor. Quien no se dé prisa se queda sin la vivienda, sea para comprar o para alquilar. Euforia, alegría, desenfreno o frenesí. Da igual el adjetivo que se emplee, todos ilustran el acontecer en este mercado. Si en las últimas semanas ha intentado adquirir o arrendar una casa ya sabe de lo que van estas líneas. La vivienda va sobrada de clientes y de precios, hasta el punto de que en algunas ciudades se están alcanzando niveles no vistos desde la burbuja. Y, lo que es peor: los precios van a seguir subiendo a corto plazo.