La economía chilena, fuertemente dependiente del comercio exterior, enfrenta una prueba de resiliencia ante el endurecimiento de la guerra arancelaria.
La imposición de gravámenes del 10% a exportaciones de Chile suma presión a sectores como el salmón, las frutas y el vino. Economistas también alertan sobre efectos indirectos de una desaceleración provocada por la guerra comercial
El presidente Donald Trump impuso el gravamencon excepción de algunos productos como el cobre, que se encuentran bajo una investigación especial del Departamento de Comercio de Estados Unidos.
La medida, aplicada también a otros países, remece directamente a industrias como las del salmón, las frutas frescas y el vino chileno debido a que se enfrentan al riesgo de perder competitividad frente a los productores locales y a otros mercados internacionales que consigan ser eximidos de los mal llamados aranceles recíprocos.
Álvaro García, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, explica que: “Lo del arancel aplicado a Chile es importante, pero el efecto macroeconómico afecta en una forma más profunda. Y no solo por los mercados comerciales, sino también por la sensación de incertidumbre global que frena a las inversiones”.
Los Estados Unidos son claves para Chile. El intercambio comercial entre ambos países creció, en promedio, un 6,2% anual entre 2019 y 2024.
Los filetes de salmón chileno son uno de los mayores perjudicados por el golpe impositivo. Un 40 % de las exportaciones del rubro salmonero (US$2.578 millones) tienen como destino el mercado norteamericano.
Las manzanas, las uvas, los arándanos, los cítricos y, en menor medida, el aguacate [palta, en Chile] son los frutos que se verían más afectados. Solo en 2024 se exportaron más de 2.878.000 toneladas de frutas frescas a suelo estadounidense, de las cuales la mayoría fueron manzanas y uvas de mesa.
Para Víctor Catán, presidente de Fedefrutas, un gremio que agrupa a los principales productores frutícolas chilenos, la medida anunciada por Trump es tan líquida que la estrategia de los empresarios se reduce a la negociación en este momento. “Nuestra primera jugada es el diálogo, negociar, en buenos términos. Los productores norteamericanos están mayoritariamente en contra de estas medidas, porque nos complementamos por producir a contra estación”.
A pesar de ser un rubro muy diversificado, el mercado estadounidense es primordial. “En el caso de uvas de mesa y los arándanos es el principal. En otras especies, como cereza, lo es el mercado chino”, señala.
Respecto a los vinos, por el Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado entre Washington y Santiago en 2003, las exportaciones de vino chileno embotellado y a granel entraron a Estados Unidos sin aranceles desde 2015. Fue este país el tercer destino de los embarques del producto chileno en 2024, solo superado por el Reino Unido y China.