• 03/10/2025 22:10

Labajos (maestro jardinero): hay que democratizar el acceso a una naturaleza de calidad

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Ana Tuñas Matilla
El ser humano es parte de la naturaleza y por eso necesita estar en contacto con lo verde, con otros seres vivos. Vivir en las ciudades dificulta esa conexión e intentamos paliarlo con jardines públicos cuando lo que habría que hacer es democratizar el acceso a una naturaleza de calidad como del que disfrutan lo ricos, según el maestro jardinero y educador ambiental, Luciano Labajos.

Autor de libros como «Los árboles de tu ciudad», «Manual de jardinería ecológica» o «Jardinería tradicional en Madrid», Labajos ha trabajado durante más de tres décadas en el Ayuntamiento de Madrid, en espacios verdes emblemáticos de la capital, como la Rosaleda del Parque del Oeste o los viveros de El Retiro y la Casa de Campo.

Hemos conversado con él con motivo del reconocimiento a toda su trayectoria otorgado durante el VII el Congreso Internacional de Educación Ambiental durante una entrevista en la que analizamos conceptos como naturaleza o patrimonio natural urbano.

¿Dueños o parte de la naturaleza?

En su opinión, existen dos visiones de la naturaleza. En una, el ser humano se cree el centro de todo y dueño y señor de la naturaleza, mientras que en la otra se considera parte de ella.

Una se hace patente en culturas como la judeocristina, según Labajos, que ha citado palabras recogidas en el Génesis 1:28 de la Biblia: «Y los bendijo Dios y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, dominad los peces del mar, las aves del cielo y todas las bestias que se mueven sobre la tierra».

La otra, predominante, por ejemplo, en culturas como las indígenas o la budista, la naturaleza es concebida como un todo y el ser humano como parte de ella, al igual que el sol, las nubes, las rocas, las plantas, los animales, etc.

Mientras en la primera, el ser humano puede disponer de todo lo que hay en la Tierra porque se lo ha entregado Dios para su disfrute, en la segunda, los humanos deben cuidarla y convivir con ella en lugar de sacarle rendimiento porque entienden que no les pertenece, sino que somos nosotros los que le pertenecemos.

Para Labajos, los humanos «somos naturaleza», por eso no podemos desligarnos de ella y  sentimos necesidad por lo verde, por los árboles, por compartir la vida con otros seres vivos (…) «Si partimos de la base de que no somos una creación divina, sino parte de la evolución, vemos que somos una especie más y que no podemos separarnos», ha aseverado.

Jardines de ciudad

«Por eso tenemos jardines en las ciudades, no porque sean bonitos, que también, sino porque necesitamos ese contacto básico con la naturaleza», según Labajos, para quien las ciudades son «artefactos» que nos complican mucho esa relación, aunque por otro lado nos den muchas facilidades y comodidades.

En este sentido, ha recordado que cada vez más estudios que afirman que cuando nos separamos de la naturaleza enfermamos, sobre todo los niños, a lo que ha añadido que si necesitamos hacer «escapadas» al campo es por algo.

En los siglos XVIII y XIX se dieron cuenta de que las urbes eran más sanas si tenían parques, jardines, árboles,… Por eso se empezó a plantar en poblaciones, carreteras, caminos reales (…).

Con la Revolución Francesa se democratizó el acceso privilegiado de las clases altas a grandes jardines y parques, que pasaron de ser privados a abrirse al disfrute de toda la población, como ocurriría más tarde en España con, por ejemplo, el Retiro, el Pardo o la Casa de Campo, espacios otrora pertenecientes a la realeza.

Pasado un tiempo, ya no se concebía que se construyera un barrio sin un parque. Era una reivindicación muy sentida de la gente, «se querían zonas verdes por necesidad, no por capricho», ahora lo sabemos.

No conformarnos con «sucedáneos de naturaleza»

Pero igual de importante que haya espacios verdes es que estos sean de calidad y esté bien cuidados para que puedan cumplir su función.

Los ciudadanos son conscientes de la importancia de contar con un patrimonio natural urbano de calidad. Los políticos también, pero sólo cuando hay elecciones, porque saben que las personas quieren zonas vedes cerca de su casa, ha lamentado.

«Tener un piso en una zona verde o con vistas a un parque o a la sierra vale más que el que tiene vistas a una pared de cemento», ha subrayado Labajos, que ha recordado que «los ricos» viven siempre en zonas privilegiadas desde el punto de vista de la naturaleza.

«Los ricos no viven en urbanizaciones oscuras y llenas de cemento. Viven en zonas repletas de árboles, jardines, grandes praderas (…) y, como en su día hicieron los franceses, tenemos que democratizarlo», ha subrayado el experto.

En su opinión, no deberíamos conformarnos con tener un árbol en nuestra calle o un parque por el que pasar con prisa, porque son «sucedáneos de naturaleza». Lo que haya que hacer para tener calidad de vida es reivindicar el derecho a zonas verdes por las que poder pasear rodeados de árboles y oyendo el rumor del viento en lugar de coches, como pueden hacer los ricos, ha señalado. EFEverde

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Artículo de Ana Tuñas Matilla publicado en https://efeverde.com/labajos-maestro-jardinero-hay-que-democratizar-el-acceso-a-una-naturaleza-de-calidad/