• 03/10/2025 17:16

Polarización, feminismo y la era de la posverdad: una combinación peligrosa

Tiempo estimado de lectura: 2 minutos, 29 segundos

8M 2025 Banner

Cristina de Santiago, socia directora de act legal Spain

Cristina de Santiago

Al escribir estas líneas me preguntaba si, de verdad, era necesario otro artículo sobre feminismo e igualdad con motivo del 8M. Muchas veces parece un debate desgastado en el que hay voces enfrentadas, hasta dentro del propio feminismo. Tras una breve reflexión, la realidad es que sí merece la pena, pero quizás desde otro enfoque.

La radicalización del discurso ha transformado la igualdad en un campo de batalla, reduciendo su importancia a una pelea política e ideológica, donde se ha dejado de lado lo que de verdad importa: las personas, el crecimiento de la sociedad en su conjunto.

En esta era, donde parece que vuelve a imperar la ley del más fuerte, se ha perdido el foco en la necesidad de garantizar derechos y oportunidades para todos, y se ha desplazado hacia una lucha de etiquetas y lealtades. La consecuencia directa es el agotamiento: el feminismo es percibido por algunos como una causa sobreexplotada, sin siquiera entrar a valorar si de

verdad estamos en la meta, por el buen camino o nos hemos desviado.

La confusión sobre sus objetivos reales contribuye a esta deslegitimación. La falta de espacios de diálogo en los que se pueda debatir sin miedo a ser catalogado como enemigo de una u otra postura impide que la igualdad se entienda como un pilar del desarrollo social y económico; que es lo que realmente subyace detrás de este debate.

Otro obstáculo de este debate es que vivimos en un tiempo en el que los hechos han pasado a un segundo plano frente a las emociones y las creencias personales; la temida posverdad. Este fenómeno permite que cualquier afirmación, por inverosímil que sea, gane seguidores si hay un grupo suficiente de personas que lo sienten así. Como resultado, el feminismo no se libra de distorsiones que lo presentan como una imposición, un privilegio o incluso una amenaza. Y todo ello, con independencia de los datos.

Las empresas no son ajenas al ruido. A pesar de los avances, muchas empresas siguen sin contar con una representación diversa en sus órganos de decisión. En lugar de abordar esta realidad desde un enfoque de crecimiento y competitividad, el debate se ha desvirtuado en torno a la obligatoriedad de ciertas medidas, generando resistencias que ralentizan los avances.

La clave no es legislar más, es acercar la sociedad a que la diversidad es equivalente a competitividad, innovación, adaptabilidad y retención del talento. La igualdad no es un eslogan, sino una estrategia empresarial clave para navegar en tiempos inciertos.

Para avanzar en la igualdad, es necesario rescatar el debate de los extremos y devolverle su carácter estructural. Esto implica alejarse de discursos reaccionarios y centrarse en propuestas basadas en hechos y en la mejora tangible de las condiciones de vida y trabajo. Centrarnos en lo que nos une y no en lo que nos separa.

La clave está en fomentar espacios de diálogo donde se pueda decir, sin miedo a represalias y sin capturar datos como rehenes en un determinado espectro ideológico. Como por ejemplo que cuando existen hijos o adultos que requieren cuidados es mayoritariamente la mujer la encargada de ello. No es dogmatismo, es estadística.

En España en 2022, un 23,0% de mujeres (de 25 a 54 años) empleadas con 1 hijo trabaja a tiempo parcial frente al 3,4% de hombres. En el caso de 3 o más hijos los porcentajes son 24,6% y 5,1% respectivamente. Según tipo de hogar, el porcentaje más alto corresponde en mujeres al hogar de dos adultos con hijos (24,1%) y en hombres a un adulto con hijos (6,2%).

¿Qué nos dicen estas cifras? Pues que la sociedad tiene que mejorar la regulación en educación y cuidados, porque siempre habrá personas en situaciones especiales. Es más fácil poner el foco en el problema que en las personas encargadas de los cuidados.

Este es uno de los muchos ejemplos que se pueden utilizar. La cultura empresarial de horarios imposibles y el presencialismo tampoco resultan de ayuda, la clave es legislar problemas, no a personas concretas.

La verdadera pregunta no es si debemos seguir hablando de feminismo, sino si podemos permitirnos dejar de hacerlo. Cuando una causa genera tanto rechazo, tanto cansancio y tanta polarización, suele ser porque remueve verdades incómodas. Quizás la solución no esté en gritar más fuerte, sino en escuchar mejor. En encontrar un camino común, sin trincheras, donde la igualdad no sea una consigna sino un hecho incuestionable.

Más artículos relacionados:

8M 2025 Banner

La entrada Polarización, feminismo y la era de la posverdad: una combinación peligrosa se publicó primero en Lawyerpress NEWS.


Artículo de Redacción publicado en https://www.lawyerpress.com/2025/03/07/polarizacion-feminismo-y-la-era-de-la-posverdad-una-combinacion-peligrosa/