Por Nora Sesmero
Madrid, (EFEverde).- El periodista ambiental de la vieja escuela y cofundador de El Asombrario y de la galería de arte «Mad is mad», Rafa Ruiz mantiene intacto el compromiso con la cultura, el arte y el medio ambiente que le llevaron en los años 90 al periodismo socioambiental y que se plasma en su último libro «Artistas en verde» -editado por Signus Ecovalor- y en el que muestra la labor de los creadores de arte a partir de desechos, en diversas partes del planeta.
Tras diez años en la información ambiental diaria de El País y otros 15 en El País Semana, Ruiz impulsó El Asombrario consciente del cambio que requiere la comunicación ambiental para entroncar con lo emocional, lo artístico y la información positiva, cuestiones sobre las que ha conversado con EFEverde.
¿Qué te llevó a interesarte por la expresión artística de los impactos ambientales?
Soy de una familia de agricultores y ganaderos y siempre me ha interesado mucho el mundo rural, la naturaleza, el impacto del ser humano en nuestro entorno. Y desde pequeño tenía mucha afición por el arte. También, me influyeron mucho dos profesores, uno de Ciencias Naturales y el de Arte, que fueron los mejores.
Cuando decidí crear “El Asombrario”, veía que una manera de difundir los mensajes ambientales era a través de lo emocional, lo artístico y de forma positiva, no con tanto informe y tanto catastrofismo… Creo que es una manera de llegarle a la gente, de difundir los mensajes ecológicos y de calar.
En todo este tiempo, ¿cómo ha sido tu relación con la naturaleza?
Mi relación con la naturaleza diría que es genética, porque absolutamente todos mis antepasados son del mismo valle, del norte de Burgos. Y la primera persona que vivió en la ciudad fui yo. Es decir, no me tengo que esforzar por cuidarla ni por respetarla. Por eso me duele mucho cada vez que veo que cortan un árbol o lo talan.
También tengo una relación con la ganadería extensiva. Soy muy de defensa del mundo rural aportando todo lo que sabemos ahora, porque tampoco hay que idealizar la vida en el campo y a su gente. Así que defiendo un trato muy equilibrado con la naturaleza, con los animales, porque a fin de cuentas nosotros somos naturaleza. O sea, quien respeta la naturaleza se respeta a sí mismo y respeta a los demás humanos.
¿Qué artistas son los que más te han inspirado?
César Fernández Arias, que fue un pionero en España en el arte del reciclaje, y sobre todo en hacer talleres con niños, los impartía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, era ilustrador, escultor, era un buen hombre que desafortunadamente falleció el año pasado. Otro artista que me ha encantado siempre es Herman de Brie. Es un creador holandés que trabaja con la naturaleza, es tan humilde y tan respetuoso con el entorno… Trabaja con las tierras, con los paseos, con el aire, con la respiración.
Y luego, algunos de los clásicos como Rosenberg o Mario Merz, que a mediados del siglo pasado ya hablaban del despilfarro de la sociedad capitalista y del abismo hacia el que vamos.
¿Y cómo te sientes cuando estás en un entorno natural?
Me da tranquilidad. Y la prueba más importante la tuve cuando murió mi madre a mis 19 años, no quería estar con nadie, sólo quería estar en el campo. De hecho, tengo un libro de poesía que se llama «Hierba», de cómo la naturaleza es la que te da paz, tranquilidad, la conexión con la naturaleza es salud. A mí las mejores ideas me vienen así, por ejemplo, la idea de crear una galería de arte emergente o de ser periodista me vinieron paseando por el campo.
¿Crees que es necesario que las nuevas generaciones pausen un poco sus vidas para que puedan desarrollar esas facetas creativas?
Totalmente. La creatividad surge muchas veces del aburrimiento, y esto lo dicen científicos neurólogos. A los niños y a las nuevas generaciones, entre las pantallas y los padres que les apuntan a 50.000 cosas para que estén entretenidos… La fantasía, la creatividad, la imaginación vienen de estar tranquilos, de tener tiempo y de no estar haciendo cosas todo el rato.
También creo que hay un interés del sistema capitalista de que estemos resolviendo y trabajando y no imaginando o creando. Y en este sentido, por ejemplo, ahora con la preocupación de la inteligencia artificial, claro que nos va a superar. Porque hemos centrado la inteligencia humana en algo que la inteligencia artificial puede copiar y mejorar muy fácilmente. Frente a la IA, yo digo el IH, el interés humano.
La inteligencia humana debe ser intuición, creatividad, emoción, quizá un abrazo, un sentimiento, una manera distinta de contar las cosas. Y por eso también la apuesta por el arte.
¿Qué papel va a jugar en la próxima década este desarrollo de habilidades creativas para enfrentar las nuevas profesiones del futuro?
Creo que nuestro principal valor frente a la IA es convertirla en una herramienta. Sí que va a suponer una revolución parecida a la que supuso la revolución industrial y quizá nos haga replantearnos qué es ser humano, llevamos mucho tiempo sin planteárnoslo.
¿Crees que los artistas están empezando a adoptar un enfoque ambiental?
Creo que los artistas han llegado tarde. No he visto el compromiso con la paz, ni con el ser humano, ni con la naturaleza. Veo más un gran mercado de vanidades. Y quienes sí están apostando por esa vía más verde son artistas emergentes, quizá yo los veo mucho en países latinoamericanos o como la India.
Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, aunque el arte era mucho más comprometido y luchador frente a las fuerzas y los poderes en las décadas finales del siglo pasado. Quizá porque venían de dos guerras mundiales y eso les despertó. Luego tuvimos unos años muy acomodaticios, y hasta que no llegó la crisis del 2008 no despertamos, pero lo hicimos en un sentido de ser más capitalistas.
Y para abordarlo, ¿qué herramientas de educación ambiental se están utilizando?
A mí me gusta hablar de educación ecosocial, por integrar al ser humano. Las palabras “medioambiente”, “entorno”, nunca me gustaron porque parece que no tienen nada que ver con nosotros.
En este sentido, creo que están haciendo una labor muy importante la asociación «Teachers for Future», provenientes de Inglaterra. Ellos están pidiéndoles a los ayuntamientos que creen vías para ir andando a los coles, están peatonalizando calles, plantando árboles, están llevando a los niños al campo, están haciendo actividades de residuo cero en los recreos, y fomentando comedores escolares con menús equilibrados y productos de temporada de kilómetro cero…
Todas estas cosas son importantes y a los niños se les quedan. Se están haciendo estas actividades, pero no con la incidencia con la que se debería.
Entonces, ¿la crisis climática debería estar en el foco mediático?
Si suceden cosas como huracanes, tifones, la DANA de Valencia, la sequía…, pues tiene que estar en el foco mediático a la fuerza. Pero sigo viendo incoherencias muy grandes en los telediarios, por ejemplo. Se habla de ello, pero sin conectarlo con el resto de las informaciones. Veo un tratamiento cada vez más de sucesos de las informaciones. Y no se insiste en contextualizar de dónde vienen las cosas.
Por ejemplo, si la gente no compra en su barrio, cierran las tiendas locales. Luego dicen: “están cerrando todo”, pero si lo compras todo por Amazon. La gente ha desconectado de la realidad, no sé si es efecto de las redes, de las pantallas, de tantos mensajes donde se recibe mucha información, pero no tenemos la capacidad de analizarlo.
En una de las entrevistas que hiciste para “Artistas en verde”, se menciona que cada vez se producen más filmes entorno a finales apocalípticos porque la sociedad los demanda, ¿cómo crees que pueden influir estas películas o series en el espectador?
Pienso que la distopía ya ha llegado. Desde el momento que van a gobernar en el mundo dos personas que son: alguien tan monstruoso como Donald Trump en el país más poderoso del mundo, asesorado por el hombre más rico del mundo, Elon Musk, que maneja la principal red social…
En el momento en que hay guerras en las que se está masacrando, por ejemplo, a un pueblo como el palestino y nadie hace nada… En el momento en que el cambio climático está aquí y tenemos el peligro de que cambie el equilibrio del planeta de un día para otro si se alteran las corrientes oceánicas…
Hay tanta serie y tanta película, que el peligro es que la gente lo vea como algo normal. Quizá les hemos estado preparando para que va a llegar eso y la gente no reacciona. No entiendo que la gente reaccione cada vez menos, ni la manera de votar de mucha gente o que no estemos todo el día en la calle protestando por lo que sucede en Gaza. EFEverde
nsa / al
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La entrada Rafa Ruiz (El Asombrario): Frente a la IA, yo digo el IH, el interés humano se publicó primero en EFEverde.